domingo, 10 de julio de 2011

Hoy no se cocina...

Podría apuntar entre los ‘pros’ (creo) de vivir en un monoambiente (que ya les adelanto que no son demasiados) el hecho de haber superado mi fobia a la cocina… Evidentemente, ya no tengo forma de obviarla (ni siquiera sirvió haberla cubierto con libros para que parezca un escritorio).. es cocina.. hay que afrontarlo, para algo está allí.
Realmente hay pocas cosas que odie más que la cocina, aunque limpiar e ir de Shopping la siguen muy de cerca, pero ese es otro tema.
El hecho es que desde la última mudanza, la cocina se ha vuelto un objeto ineludible, un ámbito visualizable desde toda perspectiva… incluso ahora mismo que escribo estás líneas, puedo verla por el rabillo del ojo… está ahí la warra!
Personas como yo suelen vivir muchos años gracias a madres sobreprotectoras de elevados dotes culinarios, trabajos que incluyen la comida, compañeros de piso generosos o parejas dedicadas… Personas como yo, decía, en todos los demás casos, nos limitamos a sobrevivir.
Pero como no soy de las personas que se queda sentada compadeciéndose de sí misma, decidí aceptar que la cocina era una realidad de la que debía hacerme cargo. Para ello, yo, siempre fiel a una tendencia seudo-cientificista, elaboré algunos planes de acción y tras un par de meses de investigación empírica, estoy en condiciones de avanzar algunos descubrimientos en este ámbito:

  1. No es factible sobrevivir comiendo la misma comida por más de 10 días… ni pastas, ni arroz, ni sándwich de queso, ni cereales con chocolate… nada resiste la prueba de los 10 días… el estómago comienza a generar un rechazo epidérmico, no resiste ni el mínimo olor del alimento, ni la visualización del paquete, ni los intentos de mezclarlos con otros alimentos… menos si esos otros alimentos también forman parte del grupo de habituales (tortilla de arroz con pasta y huevo se incluyen en este apartado)..
  2. No se registra rechazo al Fernet después de los 10 días.
  3. Las fajitas olvidadas en el microondas se transforman en galletas, las verduras  y frutas no utilizadas en un período razonable se pudren, el arroz se quema cuando se acaba el agua, un sándwich extremadamente tostado y de color negro no se puede comer… estas y otras experiencias han demostrado que para algo existen los tiempos y se  han de respetar…
  4. Algunas excepciones a la regla de respetar los tiempos incluyen la desmitificación de las fechas de caducidad, habiendo sido demostrado que los huevos aguantaron al menos 10 días después de lo que dice el paquete y que las salsas y otros enlatados se pueden tener abierto mucho más de 3 días!
  5. Una conclusión importante de la investigación es que se debe tener siempre presente que una cosa es lo que hacen los demás y otra muy distinta lo que una es capaz de hacer en la cocina.. por tanto, no es verdad que cualquier cosa se convierte en ensalada… hay ensaladas incomibles! La gente que dice cocinar cosas en dos patadas, una de dos: o le está mintiendo, o da patadas muy largas!

Hasta aquí las aproximaciones de esta primer etapa de la investigación. Los estudios en este área continuarán avanzando mientras yo sigo perdiendo peso y negándome a comer mis propias elaboraciones… por suerte, aún contamos con kilos de sobra para tolerar las investigaciones en este campo. Se estudian alternativas para investigaciones futuras.

Bienvenidos a mi submarino..


Reconociendo la tragicomedia que es la vida (o al menos la mía), comienzo este blog en el que espero poder compartir algunas de mis luchas diarias por mantener, sostener, sobrellevar o sobrevivir a los dilemas cotidianos.
Esos contratiempos habituales, que si no fuera porque todavía nos causan risa, nos desquiciarían de llanto. 
Y si la vida no es más que esto, un continuo cataclismo, que al menos nos encuentre sonriendo (no le vamos a dar el gusto de que encima nos arruine el buen rato!).
Salut!